Espiritualidad
Una espiritualidad, no es una parte del misterio de la fe – es decir una selección de pasajes del Evangelio que nos gustan -, pero mas bien una puerta de entrada que da acceso a todo el misterio.
Según nuestras fisionomías espirituales, seremos atraídas por un aspecto o el otro de la vida de Cristo: el Cristo que nos enseña, que cura a los enfermos, que ora en soledad, que perdona los pecados, etc. Estos diferentes aspectos son caminos de contemplación para descubrir toda la belleza del misterio cristiano y de vivirla profundamente.
Para Madre Juliana y toda la familia espiritual que camina a su lado, la página de Evangelio que inspira y unifica su cotidiano es el acontecimiento del Jueves santo. En la tarde de la última Cena, Jesús realiza un gesto inaudito. Él inventa el sacramento de la Eucaristía para realizar su más querido deseo: permanecer con nosotros, hasta el fin de los tiempos.
La Eucaristía es entonces, con la Palabra de Dios, uno de los tesoros el más preciosos de la vida de la Iglesia. Ella no es únicamente el recuerdo del amor de Cristo por nosotros. Ella hace presente a Cristo en el dinamismo del don de su vida hasta el fin. Esta presencia única pide nuestra adoración porque Cristo es Dios con nosotros. Pero por encima de todo, la Eucaristía es una invitación a dejarse unir a Cristo que, por su Presencia amante, nos atrae con él en su adoración al Padre y de toda la Trinidad, y nos forma para dar generosamente nuestra vida, a fin de que se construya su cuerpo que es la Iglesia.
La comunión a Cristo presente en la Eucaristía nos conduce así a ser nosotros mismos Eucaristía. Ella hace de nosotros adoradores en Espíritu y en Verdad, es decir, hombres y mujeres a la escucha del Espíritu Santo y deseosos de poner su vida cotidiana al servicio de la gloria de Dios y de la salvación del mundo.
Contemplar a Cristo – Palabra hecha carne -, vivir de la Eucaristía y hacer conocer este don maravillosos, tal es la espiritualidad de la familia Dominicana Misionera Adoratriz. Sobre este camino de santidad, la Virgen María nos acompaña con su maternal bondad. La intercesión de santo Domingo es también nuestro cotidiano socorro.
El Corazón Eucarístico de Jesús
« ¡El Corazón del Verbo encarnado, creando la Eucaristía en la Cena y produciéndola sin cesar en el altar!… Esta devoción consiste en poner a la luz el amor de Cristo dándose en la Eucaristía y dándonos su sacrificio. Esta devoción nos muestra cómo estamos comprometidos en el acto del sacrificio de Cristo y que es en la misa que debemos encontrar la cumbre de nuestra adoración, puesto que somos adoratrices. Allá, en Cristo y por él, adoramos al Padre y buscamos ganarle adoradores en espíritu y en verdad.»
Madre Juliana del Rosario, 16 de mayo 1973
Para ir más lejos...
Extractos de la enseñanza de Madre Juliana del Rosario
Desde la fundación de las Dominicas Misioneras Adoratrices hasta su muerte, Madre Juliana del Rosario ha comunicado algo de la luz y del fuego que la habitaban con coloquios para su comunidad, pero también para los grupos de laicos y de sacerdotes.
He aquí algunos extractos de su enseñanza para permitirles de comulgar a su pensamiento.