En viaje (la oración en camino)
7 de agosto – Día 9
Él guardaba estas prácticas de devoción cuando viajaba de un país a otro, sobre todo si él se encontraba en alguna región solitaria. Toda su alegría era de entregarse a sus meditaciones, de volver a encontrar su contemplación. Mientras caminaba decía a veces a su compañero : « Está escrito en el profeta Oseas: ‘Por eso, ahora la voy a conquistar, la llevaré al desierto y allí le hablaré a su corazón.’ (Os 2, 16). Además se alejaba de su compañero, adelantándole o mejor siguiéndole a distancia. Así él caminaba solo y oraba; y el fuego de su caridad sacaba de su meditación un aumento de ardor. (…) él se proveía a menudo del signo de la cruz.
Con Domingo que oraba sin cesar en camino, te imploramos, Señor: que a su ejemplo, hablemos de Dios o con Dios.
Que nuestro corazón sea ardiente como el de Domingo, para anunciar tu amor infinito por cada uno de nosotros. Que tengamos la audacia de anunciar la Buena Nueva con toda nuestra vida, en todos los detalles de nuestro cotidiano. Que seamos los testigos de tu resurrección, testigos de tu amor.
Oración del Jubileo
Oh Dios, nuestro Creador, Redentor y Paráclito, unidos en oración, te presentamos nuestra alabanza, nuestra bendición y nuestra predicación.
Hace ochocientos años, llamaste a santo Domingo a entrar en la vida eterna y a reunirse contigo en la mesa del cielo.
En la celebración de este Jubileo, aliméntanos y llénanos de tu gracia para que podamos realizar nuestra misión de predicar el Evangelio para la salvación de las almas.
Ayúdanos a nutrir a tu pueblo con tu Verdad, tu Misericordia y tu Amor, hasta aquel día prometido en que nos reunirás a todos, junto a los bienaventurados.
Te lo pedimos como Familia Dominicana, por la intercesión de María, en el nombre de Jesús. Amén.